Descubren, casi por casualidad, cómo eran las serpientes cuando tenían patas
Durante los primeros momentos de su evolución, estos animales tenían cuatro patas y vivían enterrados
Pero cuando lo vio, tuvo claro lo que tenía delante. Lo que todos los demás expertos consideraban una lagartija, para él era algo distinto. Y curioso, ya que se trataba de una serpiente con patas. Las diferencias estaban allí, suficientemente claras como para lanzarse a estudiarlas, y pedir ayuda a colegas de profesión.
Bueno, claras para un experto. Para los demás tal vez no tanto. Por ejemplo, diferenciar entre una cola larga y un cuerpo que se ha alargado no es sencillo para cualquiera. O la forma en que se colocan los dientes, donde la diferencia entre lagartijas y serpientes es marcada.
Al estudiar con detalle el fósil, fueron quedando claras algunas de las dudas sobre la evolución de las serpientes. Hasta ahora había dos hipótesis. O bien los ofidios descendían de lagartijas marinas, que luego se hicieron terrestres, o provenían de animales que vivían semi-enterrados.
La respuesta correcta es la segunda, tal y como demuestra el fósil. Este hecho también ayuda a explicar cómo perdieron las patas. Al principio, estas lagartijas utilizaban sus patas para ayudarse a excavar.
Pero cuando fueron moldeando su cuerpo, las patas dejaron de ser necesarias. Durante algún tiempo se emplearon para otras cosas – por ejemplo, para manipular la comida – hasta que dejaron de necesitarse, y se perdieron.
Esta “proto-serpiente” también da otra información importante. Por una parte, cuándo aparecieron estos reptiles. El fósil tiene aproximadamente 110 millones de años, así que ya sabemos en qué momento hicieron su aparición estos animales.
Pero tal vez lo más importante es qué comían. La idea con la que se trabajaba hasta ahora era que las serpientes no empezaron siendo depredadoras. Pero este fósil no sólo mantiene los restos del animal, también de su última comida. Y ahí se puede ver que hay huesos de algo parecido a una salamandra, lo que demuestra que la dieta de las serpientes no ha variado demasiado desde antes de que apareciesen.
Aún falta mucha información para entender la evolución de este grupo, pero gracias a este trabajo ya se está en la buena dirección. Sin duda, un productivo día en el museo.
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